El ejército de Estados Unidos está gastando millones en un avanzado implante que permitiría que el cerebro humano se comunique directamente con las computadoras.
La sección de investigación del Pentágono, la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA, por sus siglas en inglés), espera que el implante permita que los humanos se conecten con las computadoras, lo cual podría beneficiar a la gente con problemas auditivos y visuales, como por ejemplo a los veteranos heridos en combate.
El objetivo de los implantes propuestos es "abrir el canal entre el cerebro humano y la electrónica moderna", según Phillip Alvelda, director del programa DARPA.
En enero, DARPA anunció que tiene programado gastar 62 millones de dólares en el proyecto, el cual es parte de su programa de Diseño de Sistemas de Ingeniería Neuronal.
El implante sería pequeño —no mayor a un centímetro cúbico, o más o menos del tamaño de dos monedas de cinco centavos de dólar apiladas— según la DARPA.
El dispositivo que se puede implantar tiene como objetivo convertir las neuronas del cerebro en señales electrónicas y proporcionar un inaudito "ancho de banda de transferencia de datos entre el cerebro humano y el mundo digital", según un comunicado de DARPA en el que se anunciaba el nuevo proyecto.
DARPA considera que el implante servirá de base para nuevas terapias que podrían ayudar a las personas con déficits en la vista o el oído al "proporcionar información auditiva digital o visual al cerebro".
Un portavoz de DARPA le dijo a CNN que el programa no está diseñado para aplicaciones militares.
Sin embargo, algunos expertos consideran que dichos implantes tienen el potencial para numerosas aplicaciones, incluidas las militares, en el campo de la robótica vestible, la cual tiene como objetivo aumentar y restaurar el rendimiento humano.
Conor Walsh, profesor de ingeniería mecánica y biomédica de la Universidad de Harvard, le dijo a CNN que el implante podría "cambiar el juego", añadiendo que "en el futuro, los dispositivos robóticos vestibles serán controlados por implantes".
Walsh ve el potencial para dispositivos robóticos vestibles o exoesqueletos en todo, desde ayudar a un paciente médico a recuperarse de un derrame cerebral hasta la mejora de las capacidades de los soldados en combate.
El ejército de Estados Unidos está desarrollando actualmente un exoesqueleto que funciona con baterías, el traje Tactical Assault Light Operator Suit, para proporcionar una protección superior contra el fuego enemigo y tecnologías incorporadas en el casco que aumentan la capacidad de las comunicaciones del usuario y la visión.
El desarrollo de los trajes está siendo supervisado por el Comando de Operaciones Especiales.
En teoría, el implante neural propuesto permitiría que el miembro militar que opera el traje controle más efectivamente el exoesqueleto blindado cuando esté desplegado en combate.
Sin embargo, Steven Pinker, un científico cognitivo y profesor de psicología de la Universidad de Harvard, se mostró escéptico ante la innovación propuesta, refiriéndose a la idea como "mucho bombo publicitario sin resultados".
Él le dijo a CNN: "No tenemos mucha o ninguna idea de cómo exactamente el cerebro codifica la información compleja" y citó problemas que se derivan de objetos extraños, como por ejemplo que causan una inflamación en el cerebro que podría dar lugar a problemas neurológicos graves.
Pinker describió la "mejora neuronal" para los cerebros sanos como un "despilfarro", pero sugirió que podría haber algún beneficio para las personas que sufren de enfermedades relacionadas con el cerebro, tales como la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), también conocida como enfermedad de Lou Gehrig.
En su anuncio, DARPA reconoció que falta aún mucho para que se cuente con un implante, ya que se requieren avances en la neurociencia, biología sintética, electrónica de baja potencia, fotónica y fabricación de dispositivos médicos antes de que se pueda utilizar el dispositivo.
DARPA tiene previsto contratar a un grupo diverso de expertos en un intento por acelerar el desarrollo del proyecto, de acuerdo con su declaración en la que anunciaba el proyecto.
Sin embargo, Pinker se mantuvo escéptico, al decirle a CNN: "Mi conjetura es que es un desperdicio de dinero de los contribuyentes".
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