El nuevo secretario de Defensa estadounidense, Chuck Hagel, juró su cargo ayer miércoles en Washington, luego de un acalorado debate en el Senado sobre su nominación, que augura duras negociaciones sobre los profundos cortes presupuestarios planeados y una relación difícil con el Congreso.
Hagel, de 66 años, prestó juramento por la mañana en el Pentágono en presencia de su esposa, convirtiéndose en el primer veterano combatiente de la guerra de Vietnam que asuma el cargo.
En su primer día de trabajo, Hagel confirmó su reputación de guerrero reacio, declarando ante un auditorio de altos funcionarios civiles y militares que Estados Unidos es un país poderoso pero no puede cumplir sus objetivos sin forjar alianzas fuertes. “Siempre he creído que el papel de Estados Unidos en el mundo (...) ha sido el de comprometernos con el mundo. No podemos imponernos al mundo, pero debemos comprometernos en el mundo”, afirmó.
“Ninguna nación, aunque sea tan grande como lo es Estados Unidos, puede hacer esto por sí misma. Necesitamos continuar estrechando las fuertes relaciones que hemos concretado”.
Pese a la atmósfera enrarecida que primó en sus audiencias de confirmación, en las que el exsenador fue duramente interrogado por sus excolegas republicanos sobre sus declaraciones en relación a Israel e Irán, funcionarios del Pentágono dijeron que Hagel se concentrará en su tarea y buscará cooperar con el Congreso.
“El senador Hagel ha expresado su fuerte compromiso para dedicarse a su trabajo, invertir sus energías en su tarea en el Pentágono, con sus colaboradores militares y civiles”, dijo su portavoz, George Little, el martes.
“Su objetivo es mirar hacia el futuro”, afirmó el portavoz
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