Más de la mitad de los neoyorquinos está en contra de la propuesta del alcalde de la ciudad, Michael Bloomberg, de prohibir la venta de refrescos de gran tamaño para luchar contra la obesidad, según una encuesta hecha pública hoy por la cadena local NY1.
El sondeo, encargado por ese canal de televisión al Colegio Marista de Nueva York y elaborado a partir de encuestas con 500 adultos y con un margen de error de 4.5 puntos, muestra que 53% de los neoyorquinos cree que esta medida es una "mala idea", mientras que 42% la valora como positiva.
Bloomberg reveló en una entrevista con el diario The New York Times sus intenciones, que supondrían prohibir las bebidas azucaradas de más de 16 onzas ó 464 mililitros en restaurantes, cines y carritos de venta callejera, muy populares en Nueva York y en el resto del país.
El multimillonario edil neoyorquino desveló que la propuesta será votada por el concejo municipal de Salud en junio, que de ser aprobada entraría en vigor en marzo de 2013, y con ella se buscaría frenar un problema que según cálculos de las autoridades acaba con la vida de 5,800 neoyorquinos cada año.
"Desafortunadamente para el alcalde Bloomberg, los neoyorquinos ven el vaso medio vacío en esta propuesta de prohibir los refrescos de gran tamaño", dijo el director del Instituto de Opinión Pública del Colegio Marista, Lee Miringoff, en un comunicado.
La encuesta desvela además, que el 52 % de los ciudadanos de Nueva York no está convencido de que el plan vaya a funcionar para acabar con la obesidad, mientras que otro 45 % dice que la prohibición podría ayudar a la gente a perder peso.
A pesar del revuelo que generó la nueva cruzada del edil neoyorquino para mejorar la salud de sus conciudadanos, que se ha cobrado otras víctimas como el tabaco, las grasas hidrogenadas o la sal, la aprobación ciudadana de Bloomberg incluso ha mejorado en comparación con abril.
Según esa encuesta, 45% de los neoyorquinos creía en mayo que el alcalde está haciendo un "excelente o buen trabajo", por encima del 44% del mes precedente.
"La obesidad es un problema nacional y en todo Estados Unidos los responsables de salud pública se lamentan y dicen que es terrible", dijo el Alcalde cuando desveló sus planes, que están en línea con la campaña contra la obesidad que ha liderado en este país la primera dama, Michelle Obama.
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