El Congreso de Estados Unidos presentó este jueves un intento de reforma migratoria que solo beneficiaría a extranjeros que funden empresas o posean altos conocimientos tecnológicos acreditados por universidades.
Republicanos y demócratas en la Cámara de Representantes estuvieron de acuerdo en adelantar una nueva pieza de legislación denominada Startup2.0, que ya había recibido luz verde en el Senado.
La enmienda ha sido criticada por autoridades y expertos en el sentido de que representa una típica táctica de robo de cerebros y al mismo tiempo se presume que desestimule el apoyo a científicos estadounidenses.
El Capitolio falló en refrendar la misma medida hace cinco meses, cuando algunos diputados alegaron que tal plan podría perjudicar la contratación de los graduados estadounidenses a favor de los inmigrantes con estudios.
Empero ahora partidarios de la iniciativa indicaron que de las escuelas en este país están saliendo profesionales en ciencias, matemáticas, ingenierías, y tecnologías en un menor número que la demanda.
Mientras la economía doméstica se recupera, las políticas migratorias deberían ayudar y no herir la capacidad de nuestras compañías de crear puestos de trabajo y talento nacional, apuntó la legisladora demócrata Loretta Sanchez.
Después de tres años en la Casa Blanca, el presidente Barack Obama nunca cumplió su promesa de dictar una reforma sobre inmigración justa y en cambio sí rompió el récord de deportaciones.
Esta mala nota del mandatario demócrata pudiera pesar en su contra en un año electoral como 2012, cuando Obama piensa postularse para la reelección, alertan analistas políticos.
Varias encuestas de opinión reflejan que la popularidad del jefe de Estado va en picada dentro de la comunidad hispana asentada en Estados Unidos, que representa un inventario de 40 millones de potenciales votantes.
En el último año la administración Obama repatrió a cerca de 400 mil extranjeros indocumentados -la gran mayoría latinos-, con el argumento de que más de la mitad de ellos tienen antecedentes penales.
Fue la mayor cifra de expulsados del territorio norteamericano desde la creación del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por siglas en inglés) hace ocho años.
Según cálculos extraoficiales, unos 12 millones de extranjeros indocumentados viven y trabajan en este país, muchos de ellos desde hace más una década.
Frente a la vacilación federal, estados como Arizona, Alabama, Georgia y Carolina del Sur dictaron medidas radicales con perfiles raciales que sancionan la estancia de ilegales en esos territorios.
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