Sostiene Bulmez, que el amor de pareja es un amor enfermo, no por que entrañe (agrego yo), algún tipo de pecado esa relación, sino porque es un amor frágil un amor minusválido según sus palabras.
Compara Bulmez, los diferentes tipos de amor, por ejemplo él lo compara con el amor de una madre .
En la comparación dice que el amor de una madre no se pierde nunca, nadie dice esa señora que pasó ahí, fue mi madre por 25 años.
Lo mismo con los hijos y demás familiares, a ese tipo de amor él lo llama amor seguro.
Precisamente por ser amor seguro manda no a descuidarlo, sino, a no cuidarlo tanto y dedicar más tiempo al amor enfermo, al amor minusválido, el de pareja; ya que en la relación de pareja sí existe el peligro de una ex; y… qué clase de peligro.
Partiendo de Bulmez, yo agrego: por buen hijo que sea el de la vecina, y por bien que se lleve con usted es muy improbable que él decida cambiar su madre por usted y aunque se quede viviendo en su casa por llevarse mejor con usted que con su madre nunca será su hijo.
No sucede lo mismo con la pareja, que mientras usted la descuida hay otros que están al asecho para lanzarse a conquista.
Esas cualidades que antes veía en su pareja, en los inicios y que hizo que se lance a su conquista es muy probable que usted no las vea en estos momentos, que la rutina sustituida por otra y otra haya apagado la visión.
Pero le aseguro que otros (as) la siguen observando; para otros u otras su pareja sigue siendo atractiva.
Entonces cual es la formula anunciada para mantener el amor en la pareja, para que deje de ser minusválido y se convierta en sano y fuerte el amor que comparten
Lo primero es la actitud, debe usted “querer querer” a su pareja, debe estar dispuesta (o) a amarla (o), eso significa que entre el presupuesto debe contar con gran dosis de paciencia, comprensión, disposición y perdón.
Amar al “perfecto” es fácil lo duro es amar al que está lleno de defectos, pero quien le ha dicho que el perfecto ahora lee este artículo. ¿Quien se lo ha dicho? Tal vez usted tenga la viga en el ojo y quiera arrancar el ojo del otro para extraerle una pequeña paja.
Cuando alguien está haciendo algo que no es de nuestro agrado, nuestro instinto es responder y agredir inmediatamente. Cambiemos ese hábito. No es que lo dejemos pasar, pero pidámonos un tiempo. Un tiempo después cuando las circunstancias lo permitan y aclararemos y discutiremos lo que no nos ha parecido bien.
Cuando reaccionamos instintivamente el líquido que le arrojamos al fuego no es precisamente agua.
Los grandes arrepentimientos vienen cuando hemos actuado en tiempo de ira, sin razonar, cuando no hemos procesado adecuadamente.
Volviendo de Bulmez el dice que el amor de pareja es un ejercicio de jardinería se cuidan las flores echando agua, pero agua oportuna, ni poco, ni demasiado. ¿Usted entiende, verdad?
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