La otra cara de Licey al Medio

Pocos conocen la otra cara de Licey al Medio, pues la imagen que tiene es de pueblo revoltoso, por las constantes luchas que a lo largo de los años se han organizado aquí, algunas con matices violentos que han dejado una secuela de numerosos muertos y heridos.
Pero cabe destacar que este municipio perteneciente a la provincia de Santiago, es uno de los más pujantes del Cibao y que hace grandes aportes a la cultura, la economía y a las causas sociales, a través de una serie de instituciones que sustentan la grandeza de un pueblo habitado por hombres y mujeres amantes del trabajo y la superación personal para encaminarlo por el sendero del desarrollo.
Este pueblo anteriormente conocido con el nombre de Cruz María Francisca, en honor a la primera curandera que existió en Licey al Medio y también como Cruz Pascual, nombre del esposo de la dama, crece y se desarrolla junto a su provincia natal, Santiago, de manera tal que ambos comparten unidos sus sectores y urbanizaciones.
En sus orígenes, la economía de Licey estaba influenciada por el cultivo de la caña que promovían españoles a su llegada a la isla, pero luego se transformó en la siembra y elaboración de tabaco que se exportaba principalmente a Europa.
Con una clase empresarial, pecuaria y un conglomerado de instituciones que forman jóvenes y personas de todas las edades, Licey al Medio, se caracteriza por ser el que m a y o r empl eos aporta a su provincia, el que más profesionales de todas las áreas del saber tiene y el que menos violencia juvenil sustenta.
Hasta 1958, Licey al Medio era una sección del municipio de Santiago y en julio del 1958, mediante decreto el régimen de Trujillo lo elevó a Distrito Municipal y comenzó a funcionar como tal en enero de 1959. El 7 de julio de 1984 por iniciativas de un grupo de diputados de la provincia de Santiago, fue elevado a la categoría de municipio.
La economía de Licey al Medio tiene sus orígenes en el cultivo de la caña de azúcar, que trajo la llegada de españoles al lugar, ya que existían unos cinco trapiches.

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